tomavistas

Descansan radiantes, agradeciendo al creador el arte de sus manos, la paciencia y el esfuerzo de moldear sus figuras de arena mojada, siendo conscientes de su belleza fugaz.
Aún así, sonríen, disfrutando cada instante de sus vidas.
Abandonados a su suerte en esta orilla llena de imprevistos, no esperan nada, no piden nada.
Simplemente son, se entregan al momento:
al placer de tu mirada al descubrirlos
o al capricho de una ola, que hambrienta de herederos,
se acerque a devorarlos para nutrirse de eternidad.